Es indiscutible que se desea que las organizaciones crezcan de manera sostenida y la idea es que se vuelvan cada vez mas rentables. Sin embargo, el mundo esta cambiando a tal velocidad que los modelos de negocio tradicionales se extinguen delante de nuestros ojos, y aunque algunas oportunidades desaparecen, surgen otras nuevas e inclusive con mayor potencial.
Es por eso que hoy mas que nunca, el crecimiento y la rentabilidad dependen en gran medida de cada una de las personas que conforman la empresa; líderes y colaboradores que sean capaces de ofrecer a mercados, productos y servicios mas allá de las forma tradicionales, edificando y manteniendo a la vista la estrategia, y por supuesto, preocupandose por ejecutarla de manera magistral.
Hoy en día las estadísticas indican que alrededor de 63% de las estrategias de negocio nunca llegan a ejecutarse ¿Por qué? Debido a que hacer algo nuevo o mantener un hábito basado en la persistencia con el fin de alcanzar objetivos incansablemente es muy complicado.
Las organizaciones, con cada una de las unidades que la integran, deben superar tradiciones, intereses individuales, romper paradigmas y otros aceptos culturales para encontrar la fórmula de crecer rentablemente y perdurar muchos años en el mercado.
Las semillas de las dificultades de ejecución se plantan desde muy temprano. En ocasiones durante la propia formulación de la estrategia, el proceso de definición y diseño de la misma no puede ser visto como algo distinto a la concepción meticulosa de un plan formal para ejecutarla.
Cuando un negocio no marcha bien, los líderes frecuentemente son partidarios de exigir resultados más rápidos y rentables sin inquietarse de cómo lo logren, ni mucho menos preocupándose por la cultura organizacional por que en ese momento se cree que no es prioridad.
Es correcto exigir resultados, sin embargo, se debe reconocer que las convicciones son tan importantes como los resultados mismos.
La estructura de y la estrategia son inertes si no se dispone de la convicción, herramientas y conductas, es por eso que poner a disposición herramientas para ejecutar la estrategia o cambios en la cultura por sí sola, mejorará en forma exponencial a la empresa.
La premisa básica es sencilla:
El crecimiento se hará realidad y sostenible cuando el objetivo se la ejecución y sobre todo cuando se cuente con la responsabilidad de cada persona.
Enriquecer la cultura significa sumar los valores, el convencimiento y las normas de conducta, ademas de entender y fortalecer los valores de los clientes, y que se vean reflejados en la calidad y en el potencial de los productos y servicios junto con la conciencia de lo que se es como negocio.
Aunque no se puede establecer un procedimiento específico para lograr de la noche a la mañana el cambio en la cultura, debe existir una gran dosis de perseverancia, apertura y disposición.
«Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo»
Albert Einstein
TJW 